Parece fácil, pero no lo es tanto
y se puede convertir en un duro trabajo e incluso en una odisea, como me ha
ocurrido.
Lo primero de todo es quitar la
tapadera del cajón de la persiana para acceder a la persiana en sí. En mi caso,
la lama se partió por lo que parte de la persiana estaba completamente bajada y
la otra parte (la más pequeña que tenía unas 5 lamas) enrollada en el cajón.